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lunes, 6 de febrero de 2012

OXIGEN




Teatro Gaudí: Sant Antoni María Claret, 120
Autora y dirección: Mar Monegal
Ayudante de dirección: Ester Villamor
Reparto: Helena Bagué, Francesc Ferrer, Albert Mèlich y Betsy Túrnez.
Sonido: Javi Gamazo.
Diseño de luz: Dani Gener.
Fotografía: Josep Aznar.

(De jueves a sábado a las 20.45 y los domingos a las 18 horas. Desde el viernes  27 de enero hasta el 25 de marzo)


Para que una obra tenga éxito son precisos dos ingredientes. En primer lugar un buen guión, y Mar Monegal lo tiene. El segundo factor consiste en disponer de un buen reparto. Las dos parejas que nos mantienen enganchados durante toda la obra, riendo a carcajadas y haciéndonos revivir épocas pasadas o intuyendo lo que se puede avecinar en cualquier momento, son un buen ejemplo.

Felipe y Marina se conocen en un acuario. Tienen afinidades y no se imaginan hasta que punto sus vidas pueden estar interrelacionadas. El espectador  comparte el suspense.

Se retrocede en el pasado y nos encontramos con dos parejas muy distanciadas en maneras de pensar y comportamiento. Una de ellas la compone un abogado y una inspectora de sanidad que recurren a la inseminación artificial para poder tener su primer hijo, y la otra la forman un oceanógrafo cuya ilusión es estudiar la vida de los delfines, y una pintora; practican sexo tántrico y son partidarios del parto natural, en casa y sin química. Las dos parejas son vecinas del mismo inmueble pero, seguramente, nunca hubieran mantenido una relación si no compartieran un pequeño detalle: esperan un hijo.




En forma de comedia fresca, natural y realista se nos muestra la inflexión que suele tomar la vida de una pareja, tan solo con la noticia de que, en breve, se convertirá en una familia.

La ilusión de ser padres choca con la realidad. Noches de insomnio, dedicación exclusiva al niño, reproches, sensación de abandono, a veces infidelidades… convergen en una situación: La vida de la pareja cambia radicalmente.

Compartiendo escenario, se suceden escenas independientes que se tratan de una forma tan profesional que en ningún momento pierdes el hilo conductor de la temática.

Llegando al final, la comedia se convierte en tragedia, pero Mar Monegal sabe impregnarla de tanta belleza que te impacta de manera agradable, y tan solo puedes aplaudir.

Pasa el tiempo y nos encontramos de nuevo con Marina y Felipe. El espectador ha desentrañado el enigma. Para ellos, quizás empieza un nuevo ciclo.

Has visto una buena obra, divertida, interpretada con profesionalidad, cuidada en los pequeños detalles y sales del teatro sintiéndote oxigenado.



GRISELDA MARTÍN CARPENA
5-2-2012




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