Autora: Hiromi
Kawakami
Traductora: Marina
Bornas Montaña
Editorial: Acantilado
(Quaderns Crema)
1ª edición: noviembre
de 2013
214 páginas
ISBN:
978-84-15689-95-9
Hiromi
Kawakami, profesora de biología que, tras la publicación de su primera novela
en 1994, se convierte en una de las escritoras japonesas más reconocidas
internacionalmente.
Adentrarse
entre las páginas de las obras de Hiromi se puede convertir en un paseo reposado, apetecible y mágico, un
oasis de calidez, sin estridencias, sin ritmo frenético, con descripciones
sutiles y personajes cercanos que parece que cuenten su historia a ese lector
que ha abierto las páginas del libro.
En
Manazuru se cumplen todos los ingredientes que definen las obras previas de
esta autora y, además, recupera una tradición literaria del Japón milenario,
las historias de fantasmas. Vida y muerte, una vez más, se dan la mano, de una
forma tan sutil y verosímil que te llevan a descartar el delirio y acercarte, como
si tratara de una realidad, al mundo invisible que envuelve a la protagonista.
Kei
convive con su madre y una hija adolescente. Su marido desaparece doce años
atrás, sin despedirse, sin ofrecer una explicación. A pesar de los años
transcurridos, se pregunta constantemente los motivos que pudo tener para abandonarlas.
“Me
pregunto si mi marido quería morir o si desapareció porque quería vivir.
También es posible que la vida y la muerte estuvieran al margen de sus
reflexiones”.
Manazuru,
tan solo una palabra escrita en el diario de su marido, es la pista misteriosa
que será el punto de partida para iniciar una búsqueda en el mundo de los
sentidos.
Se
marcha sola a la península, sin su hija adolescente a quien no reconoce, y sin
su amante junto al que la vida transcurre en un marco de normalidad que no
soporta. En Manazuru, donde conversa con sus fantasmas y donde la realidad y
los sueños se superponen, las respuestas se convierten en nuevas preguntas,
preguntas que no tienen porque tener respuestas.
La
narrativa de Hiromi, sin excesos verbales, directa y de apariencia minimalista,
es suave como la seda, pero tras esa fragilidad se esconde una trama profunda
tan densa que invita a pensar que su autora la ha tejido con infinitos nudos
que nos provoca a deshacer como un reto.
¿Por
qué al amar nos volvemos transparentes?
A
pesar de que notamos el peso de nuestro propio cuerpo, perdemos la forma sin
darnos cuenta, alargamos la mano y atravesamos el vacío.
Griselda Martín Carpena
26-2-2014
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